Cuando conoció en la discoteca a una de esas rubias increíbles con una talla de sujetador XXL, lo último que esperaba escuchar que le susurraban era la siguiente frase: “¿Frotamos nuestras pollas o qué, guapo?”. Eso al principio lo dejó descolocado, pero luego la miró bien y descubrió que era una transexual la mar de simpática y sexy, así que se dejó practicar sexo anal por ella, que la chica le hiciera pajas y…, sí, que frotaran sus pollas entre sí.
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