Emitiendo en vivo y en directo. Solo para morbosos dispuestos a ver chicas con polla que solo quieren correrse mientras chatean.
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La asiática de las fotos ha viajado desde su país hasta Europa para hacer unas fotos de transexuales muy calientes. Como no había habitaciones libres para pasar la noche en casa del fotógrafo, ha decidio irse a un hotel. Y ya se sabe que una buen cama invita a enseñar los encantos, por lo que se ha hecho las fotos allí. Esta morena transexual no se corta ni un pelo a la hora de alborotar las sábanas, masturbándose, tocándose o enseñando su polla muy larga. El fotógrafo se ha quedado contento con la sesión.
Esta morena transexual no se corta con su novio. Cuando le apetece sexo sabe pedirle a su pareja que le haga pajas, igual que él también pide algún favorcito cuando se tercia. Es una situación rara, eso de tener una novia trans, pero las ventajas son múltiples, siquiera por comodidad a la hora de masturbar. No hay técnica más depurada para un hombre que la de menear una polla, sea la suya o la de otro. Desde luego, aquí no hay problemas con eso de “No, así de rápido no, cariño, que mi clítoris no es el botón del ratón”…
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Te contaré mis gustos en la cama, me gustan sobre todo morenas, aunque no le hago ascos a una rubia, al fin y al cabo el tinte hace milagros. Pero me gustan las transexuales altas, no te voy a engañar. No me enamoré de esta por sus tetas ni por lo femenina que pueda parecer, sino por su polla grande, se le notaba el paquete cuando la conocí en aquel restaurante. También tiene unas piernas muy bonitas y femeninas, pero al fin y al cabo lo que me gusta es verla masturbarse mientras prepara su bonito culo para mí y me folla envolviendo su cuerpo, más alto que el mío. Me pone frenético, a veces incluso me corro, aunque sea mentalmente, solo de verla.
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Menudo sandwich me hicieron estas dos zorras. Yo creía que con estas dos transexuales me hincharía a sexo anal, primero con una y luego con la otra, que me la chuparían a dúo y que al final nos correríamos todos juntos en las tetas de una de las dos chicas, pero en mitad de la acción me sorprendieron con un inesperado sándwich para el que yo, reconozcámoslo, no me había preparado. Mientras yo me follaba a una la otra me daba por culo y restregaba sus pezones erectos contra mi espalda. He de reconocer, con todo, que el trio transexual que hicimos me gustó, y de paso probé eso del punto G masculino, que siempre viene bien.
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Ella oculta su condición en el colegio. Sus compañeros arden de deseo al verla, bonita, largas piernas, buenas tetas, faldas siempre cortitas, pero se siente acomplejada por su condicion de transexual. Por eso el mejor momento del día es cuando sus padres no están en casa cuando ella regresa del instituto. Es en ese momento cuando vemos a través de la puerta abierta del balcón a la colegiala desnuda que es, ardiente, pero con un regalo entre las piernas. Ella se sube a la encimera y disfruta con su desnudez y con la masturbacion genuinamente masculina, aunque se siente muy mujer.
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La quiero, la deseo, es única, me pone a cien esa combinación explosiva de tetas grandes y mujer transexual asiatica. Puedo lamerle sus enormes pechos, restregar mi polla en ellos, acariciar su vello oriental largo, lacio, bien recortado, unir nuestros penes frotandose, es decir, ponerme a cien con sus atributos femeninos y sentir una especie de conexión masculina que solo quienes poseemos pene entendemos. Y a la hora de follar… Bueno, es más que evidente que lo hacemos bastante bien, ¿no lo crees así?
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Había pasado unos días en Escandinavia y estaba harto de rubias altas y frías, necesitaba follar con latinas cuanto antes. Un buen día, en mi aburrido trabajo de repartidor de pizzas, me encontré con la situación soñada, como de película porno. Subí a la planta de arriba de la chica que había hecho el encargo y me encontré la provocadora e incitante visión de su culo llamándome a gritos. Como en las mejores películas porno, no me lo pensé dos veces y fui a ella. Al poco me di cuenta de que iba a protagonizar una de sexo trans, a juzgar por el enorme rabo que llevaba bajo el vestido, pero no me importó, era cuestión de turnarse las mamadas…
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Me topé con esta transexual rubia en la discoteca y enseguida congeniamos, tanto es así que después de bailar y beber y hablar a gritos, ese tipo de cosas que se hacen en la disco, me la llevé a los cuartos de baño, un sitio por lo demás mucho más tranquilo, y le pedí que me hiciera una mamada en el aseo, ya sabes, el típico: “Tú sigue, sigue, que yo te aviso”, solo que nunca avisas y así compruebas si estás ante una verdadera tragona de semen o una de esas que ponen caras raras, escupen, etcétera. El caso es que me hizo una mamada impresionante y no se quejó cuando le llené la garganta de leche. Pero al acabar, y yo todavía con la cabeza mareada de la corrida, recuerdo que me dijo: “Ahora chúpamela tú a mí, que yo te aviso…”.
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